Las TIC solo son herramientas; lo relevante es el uso educativo que
podemos hacer de ellas. |
Algunas causas que explican la falta de penetración de
las TIC en la enseñanza de la Educación Física pueden ser la falta de formación
y la resistencia al cambio del profesorado, la escasez de recursos y medios
tecnológicos o la dificultad para adaptarnos a los retos de la nueva escuela.
Pero repasemos otros argumentos que aclaran dicha situación:
La escasa formación tecnológica recibida
durante la formación inicial (en los estudios de Diplomatura, Grado y Máster de
Educación Física), junto con la orientación tecnológica que tiene la formación
permanente seguida tras esos estudios, hace que los docentes no se consideren
capacitados para hacer un uso práctico y pedagógico de esas tecnologías.
El desconocimiento de la existencia de
numerosas herramientas y materiales curriculares multimedia relacionados con la
Educación Física, o la infravaloración de sus posibilidades educativas, hace
que las sigamos usando de forma residual en las clases, en estos momentos
limitado a usos puntuales en actividades o "sesiones refugio" propias
de días de lluvia (como ver un vídeo sobre técnica deportiva, alguna película o
grabación de clase).
La falta de infraestructuras, medios o
mantenimiento tecnológico en las aulas específicas (gimnasio, patio y
departamentos de Educación Física), es otro argumento que explica la ausencia
de enseñanzas y aprendizajes implementados con recursos digitales. ¿Cuántas
aulas de Educación Física tienen, por ejemplo, una pizarra digital, un
ordenador o hardware para grabar y editar vídeo?
El exiguo tiempo del que se
dispone en para enseñar y aprender en Educación Física -en ocasiones las
sesiones duran 45´- junto a las dificultades en el acceso al hardware (guardado
por cuestiones de seguridad) es otro argumento que disuade a muchos
profesionales de usar las TIC. Sacar, transportar, conectar y guardar una
pizarra digital, pongamos por caso, no es tarea sencilla cuando además hay que
gestionar y controlar las asistencias, desplazarse al patio, calentar o dejar
tiempo para labores de higiene personal al alumnado.
Otra explicación del poco uso de las TIC es
la persistencia del mito de la incompatibilidad entre la tecnología y la
práctica física, fundamentada en la creencia de que la implementación
tecnológica va a significar una disminución del compromiso motor del alumnad (Ferreres, 2011). Ello explica la actitud reacia de algunos
profesionales pues sospechan que el uso de TIC puede reducir el volumen de
actividad física, su naturaleza ludo-práctica o su tradición experiencial.
También se explica dicha impermeabilidad
por la falta de tradición de la materia en complementar la docencia presencial
(realizada en el patio o gimnasio) con la realización de actividades o tareas
para casa (trabajos extra-centro como deberes de ampliación, de
refuerzo, investigación, etc.) o labores de auto aprendizaje (tercer tiempo
pedagógico); en las que tan útil resulta internet y el abundante hardware y
software pedagógico disponible.
Parece evidente que la profesión todavía no ha
encontrado acomodo a las omnipresentes TIC; que han llegado, lo queramos o no,
para quedarse. Cuando nos decidamos a hacerlo, bueno será que no
las usemos de forma indiscriminada y acrítica (como ha ocurrido en otras áreas) en las que deslumbradas por lo tecnológico, no han comprendido que lo
importante no es la tecnología (aunque sea necesaria), lo sustancial es la
metodología, el uso educativo que se hace de ella.
No debe existir antagonismo entre la Educación Física
y los medios tecnológicos, pues no son incompatibles. Pero debemos recordar que
los procesos educativos implementados con TIC no deben desnaturalizar,
uniformar, ni hacer más sedentarias las prácticas; su uso en ningún caso debe
reducir las interacciones personales, el compromiso motor del alumnado, ni su
naturaleza ludo-práctica.
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