viernes, 1 de febrero de 2013

La escuela de los grillos

Releyendo a Agusto Monterroso me encontré con esta ilustradora fábula.
Graffiti callejero. Bansky. Street art
"Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno, el Director de la Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos. 
Al escuchar aquello, el Director, que era un Grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus tiempos".
Esta evocadora historia nos invita plantearnos algunas cuestiones.
¿Quedan todavía docentes-grillo en las aulas y gimnasios de nuestras escuelas? ¿Existen profesores consagrados a trasmitir y legitimar un modelo formativo decimonónico y analógico heredado de la época industrial? ¿Seguimos manteniendo prácticas ancladas en la sospechosa confortabilidad pedagógica que se basa en hacer siempre lo mismo, de la misma manera?
¿Cuántos directores-grillo siguen amparando burocráticas y arcaicas estructuras académicas, o cuántos siguen menospreciando la investigación (hacerse preguntas e intentar buscar respuestas) la, innovación, la formación continua o la gestión de la ilusión colectiva como patrimonio y motor de la profesión?
¿Cuántos padres-madres-grillo siguen delegando, en exclusiva, la educación de sus hijos a la escuela? El “No tengo tiempo” y “que los eduquen ellos, que para eso les pagan” no es responsable; todos tenemos derechos pero también responsabilidades. Aunque no todos somos maestros, ambos, padres y maestros, educamos o bien  por acción o por omisión. Personalmente me alagan las enormes expectativas y exigencias que las familias depositan en la escuela, las considero legítimas. Pero también creo que deberían preguntarse qué hacen ellos por la por la educación de sus hijos.
Por otra parte: ¿existirá un Ministerio de Educación-grillo enfrascado en aprobar de forma cíclica estériles Leyes Orgánicas "para la Calidad de la Educación"? Recordemos que en los últimos 25 años van tres: LOGSE, LOCE, LOE. y estamos pendientes de la nonata LOMCE. ¿Mejoran las cifras de abandono y fracaso escolar? ¿Mejoran las valoraciones de PISA o los informes de la OCDE? ¿Mejora valoración de profesores y estudiantes? 
¿Cuántas innovaciones-grillo seguimos venerando? Como la omnipresencia de las deslumbrantes Tic; que lejos de servirnos para aprovechar su potencial pedagógico, propiciar mejoras en el aprendizaje y devolver el papel protagonista a los alumnos, se están convirtiendo la historia de otra oportunidad perdida (pues parece que nos limitamos a cambiar el pizarrón por la PDI, el lápiz por el ratón, el papel por la tablet, para acabar haciendo lo de siempre).
¿Cuántas escuelas-grillo seguirán adoctrinando en la mono-alfabetización (la lectoescritura y la matemática es lo único que importa), o instruyendo en pedagogías bulímicas (me trago la información, la vomito en el examen y la olvido) centradas en que los alumnos preparen y apruebes decenas de exámenes y cursos pero aprendan poco? Pidamos al mejor de nuestros estudiantes que repita, sin estudiar de nuevo, un examen que aprobó el año anterior. ¿Qué calificación obtendría?
Dicho lo cual haré una confesión sincera: no creo que sea justo generalizar esta realidad-grillo. Es cierto que siguen habiendo prácticas educativas, profesores, padres y escuelas grises, pero también existen modelos y resultados exitosos, escuelas a todo color, escuelas que aprenden (Santos Guerra)
Educar sigue siendo un reto imponente, por ello los educadores físicos, las familias y la administración, debemos hacer un esfuerzo por privar de razón a quienes dicen que seguimos teniendo escuelas grillo; en las que escolarizamos a los niños nacidos en el siglo XXI, que son educados por maestros del siglo XX, con prácticas pedagógicas del XIX.

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